En Rosario I

Vocablo del día: Los carritos de super-mercado se llaman changoschanguitos.

Jamás imaginé que viviría en otro país. De verdad, nunca se me pasó por la cabeza y ahora, cuando pienso en el tiempo que me queda por estar aquí, es difícil asimilarlo. Y sin embargo, todo me parece orgánico, la decisión adecuada. Caminar en Rosario, acoplarse a una nueva cultura, platicar con personas, tratar de incorporar el léxico y el acento, todo me gusta y lo disfruto.

También tengo una sensación muy curiosa. En los años setenta los escritores tenía como destino París. Ahí vivían en buhardillas, hacían tertulias, y comían poco. Yo me siento así, sólo que en Argentina, que finalmente me gusta más y creo que es el París de este siglo. Lo confirma la Facultad de Humanidades con profesores brillantes y con historias personales fascinantes. También con alumnos contestatarios y políticamente activos con los que dan muchas ganas de ponerse a charlar interminablemente.

Pienso que definitivamente estoy pasando por la fase de todo me parece fantástico y genial. No quiero que termine. No quiero tener el efecto extranjero y comenzar a odiarlo todo. Trabajaré sobre ello.

La comida nacional son las milanesas con ensalada (lechuga con tomates) lo que me recuerda que ya es hora de comer. Almuerzo le dicen aquí.

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