Debo admitirlo: aún no he podido leer a Jorge Luis Borges. Me encanta, por ejemplo, “El Otro”, “Episodio del enemigo” y, en menor medida, “Borges y yo”. Los tres son textos cortos que, imagino, están a kilómetros de distancia de sus cuentos más conocidos, “El jardín de los senderos que se bifurcan”, “Las ruinas circulares”, “Funes el memorioso” o el omnipresente “El Aleph” por decir algunos.
Aún así la figura de Borges me interesa y leí, por ejemplo, la biografía que escribió sobre él Adolfo Bioy Casares y hasta el libro El señor Borges que relató su ama de llaves, Epifania Uveda de Robledo y escribió Alejandro Vaccaro. Pero algún día me enfrentaré con gusto, al menos, a toda la producción en prosa de Borges.
Mientras eso ocurre no puedo dejar de recomendar el ciclo de cuatro clases emitidas por la Televisión Pública de Argentina, “Borges por Piglia”. Ricardo Piglia es, a decir de muchos, uno de los mejores escritores en español de la actualidad y, como teórico de la literatura, tiene un conocimiento que parece inagotable. En estas cuatro charlas, grabadas en público, Piglia habla sobre Borges e intenta descifrar, entre otras cosas, por qué Borges es Borges.
“¿Por qué Borges es un buen escritor?”, se pregunta Piglia para comenzar. Y responde: “Porque pareciera que estuvo más cerca que nadie de llegar a hacer eso que realmente quería hacer”. La intención no vale, aclara Piglia. Lo importante, dice, es que la perfección de los textos de Borges es tal que tendríamos que asumir que en el proceso descartó muchísimas cosas que no le satisfacían.
Esa sería, por supuesto, tan sólo una de las razones.
Acá está la parte dos y acá la parte tres.